Thelma Nava, poeta, estuvo en Tampico con motivo de presentar la revista
Saloma, Letras entre Ríos que publica Voces de Barlovento Editores que incluye
algunos de sus poemas, por lo que tuvimos oportunidad de preguntarle acerca de
diversos temas relacionados con su quehacer literario.
Durante la lectura del texto de presentación de la escritora Marisol
Vera de su obra, ella se refirió a que le ha escrito a los hechos del 68, ¿en
su opinión, de qué manera estos afectaron la vida del país?
Thelma Nava: Esos hechos al final de cuenta, cambiaron en muchas formas
la vida de nuestro país, pues a raíz de toda esa desgracia, pues es que se
crearon muchas instituciones; cambió totalmente la forma de pensar de la gente.
Ese pensamiento se condujo a la búsqueda de una mayor libertad, a crear otras
cosas que no teníamos, incluso hasta la libertad de prensa, en un momento dado.
Ocurrió para que se diera lo que estamos viviendo actualmente, desgraciadamente
tuvo un precio muy alto.
Hablando de su quehacer literario, ¿porqué se decide a ser poeta?
T.N.: Yo creo que se nace poeta, verdaderamente. Yo empecé a escribir
poesía a los 13 años sin decirle a mis padres –era hija única-. Yo escribía
para mí, escribía libretas y libretas, arreglaba los poemas. Quizá me despertaron
la imaginación poética los cuentos que me contaba mi padre, como de Las Mil y
una Noches. Ya había ferias de libros y mi padre regresaba cargado de libros,
que yo me devoraba en una tarde, eso de alguna manera va despertando la
imaginación. Aparte de los poemas que venían en los libros de gramática
española, que todavía guardo, ahí venían poemas del siglo de oro, y aparecía
uno que otro mexicano. Yo tenía un vecino que era español que tenía un taller y
el me facilitaba poesía de García Lorca; fue el primer poeta que descubrí. A mi
me encantaba ese hombre (el español), yo digo que empecé a escribir poesía por
unos ojos verdes. Claro yo era una chiquilla, no se fijaba en mí. Mi padre,
tuvo una reacción muy rara, fue a reclamarle porque me prestaba esos libros. Yo
tenía una avidez de leer, era una esponja. Ya un poco mayor decidí que iba a
estudiar literatura. Me metí al Centro Mexicano de Escritores. Iba yo a la Casa
del Lago con Tomás Segovia, a tomar unos cursos maravillosos que daba, me
inscribí en Letras, hice como el primer año, pues luego nacieron mis hijas.
¿A quién o a qué le escribe Thelma Nava?
T.N.: En particular, escribo sobre lo que me rodea, no solamente mi
mundo, no quiere decir que lo que escribo es autobiográfico; todo lo que toca
mi corazón, lo que me toca el alma. Escribo sobre los viajes que he hecho, uno
no tiene una temática en especial, porque no todo son poemas de amor. La gente
empieza a escribir poemas de amor, yo sí los escribí pero después de algunas
vivencias. Yo creo que el poeta, tiene la facultad de expresar y de hablar por
los que no tienen voz.
Usted estuvo casada con un poeta, con Efraín Huerta, uno de los más
importantes en nuestro país. ¿Qué significó para usted, vivir a su lado? ¿Cómo
es vivir con un poeta?.
T.N.: Fue muy enriquecedor, yo desde luego escribía poesía ante de que
lo conociera. Y a mi me parecía muy importante, muy admirado, me encantaba su
poesía, además que él me prestaba libros: me dio a conocer muchas cosas en la
vida, el me llevaba casi 20 años. Sin embargo, siempre mantuve mi personalidad
e individualidad como poeta, ni siquiera le enseñaba lo que yo escribía, no le
decía ‘ay mira escribí esto, ¿qué opinas?’. El me dejaba tranquilamente, y yo escribía pues sin pretender nunca
competir, y en el sentido de que me abrió el conocimiento de muchos escritores,
fue una influencia muy positiva para mí. Es difícil vivir con un poeta, de
pronto los poetas son muy neuróticos, pero nos divertíamos mucho, nos
llevábamos excelentemente. Para mí era muy aleccionador, por ejemplo, ver ese
momento en que un poeta está creando, ver ese fervor, esa fiebre con la que un
poeta escribe un determinado poema y ser testigo de todo, eso es muy importante
y algo inolvidable.
En este momento, ¿hacia a donde se conduce la poesía mexicana, existe
algún movimiento, se dirige hacia algún lado?
T.N.: Hay muchísimas corrientes, tenemos muy buenos poetas, muy buenos
poetas jóvenes. Yo siempre procuro estar al día de todo lo que están
escribiendo los jóvenes, ya sea porque en muchas ocasiones he sido jurado de
poesía, me estoy dando cuenta de las tendencias de ellos. Ya es un lenguaje
totalmente renovado, totalmente distinto, encuentro unas búsquedas muy
interesantes, tanto en hombres como en mujeres. Cuando yo editaba la revista
“Pájaro cascabel”, pues no había muchas mujeres de mi generación que me
gustaran. Yo publicaba pocas mujeres porque no encontraba, como Isabel Fraire,
de generaciones posteriores, Elsa Cross, Elba Macías. Porque que quiere uno
romper los viejos moldes de nuestros antecesores, siempre uno quiere tratar de
renovar, tratar de decir las cosas de otra manera, y a la vez, eso va
influyendo en las generaciones posteriores.
Hoy tenemos un boom verdaderamente, de hombres y mujeres que escriben
muy buena poesía. Lástima que no se conozca, hay muchas cosas que se están
escribiendo fuera del Distrito Federal; somos muy centralistas, es lo malo que
no nos abrimos a muchos. Ya con todos los encuentros de poesía, todas las
actividades que se realizan, pues ya va cambiando también eso.
Nota: Entrevista publicada en el diario El Valle en Agosto de 2007,
en su sección de Cultura.
La Novena Competencia Internacional de Ballet en Nueva York,
que se realizó del 20 al 24 de junio en homenaje al bailarín Fernando Bujones,
con la participación de 19 países, estuvo coordinada por una tampiqueña: Marcia
de la Garza.
Estando a cargo de la Coordinación de Danza, desde que se
inauguró el Espacio Cultural Metropolitano, su mejor logro fue el haber
presentado el Ballet del Cascanueces con la participación de ejecutantes de las
academias de danza locales alternando con figuras de la Compañía Nacional de
Danza, llegando a realizar una gira por el estado.
Desde el año pasado se encuentra trabajando, en Nueva York,
como asistente de Ilona Copen, directora artística de la mencionada competencia.
Como parte de sus estudios de maestría con especialidad en Administración de
Arte, ha realizado proyectos para instituciones como la Pearl Theater Company,
The Battery Dance Company y The Metropolitan Opera House.
En una breve estancia en Tampico antes de viajar a
Vancouver, Canadá para participar en la organización de la Gala Anual y
Programa de Otoño en The Dance Centre, Marcia nos concedió una entrevista.
Tú que te estas preparando en el campo de la
administración del arte y que ya cuentas con bastante experiencia, ¿qué le
recomiendas a los gestores y promotores culturales de la localidad que van
surgiendo?
M.G: “Ser muy humilde, no creer que lo sabes todo, ser muy
curioso, echar mano de los recursos que tengas y cuando veas una oportunidad
tómenla, porque no pasan todos los días, ya sea de un taller, de un curso,
aquí, en Monterrey, en donde sea. Entre más te nutras, más rico vas a ser, en
experiencia, en conocimiento y eso te hace una personal más integral, que
desarrolla mejor su trabajo, con mejor entendimiento del mundo y del arte.”
Entonces en tu opinión, ¿no hay cabida para la
improvisación?
M.G. “No hay cabida para la improvisación, solo hay cabida a
la improvisación al momento de crear, pero aún así, la técnica es indispensable
tenerla, la técnica no significa restricción, al tener la técnica te libera
para poder crear”.
Por lo menos en nuestra localidad no existen muchos
administradores de arte y aún falta mucho en la promoción cultural. ¿Qué le
puedes sugerir a los artistas para promoverse?
M.G._ “Hoy día el artista en sí, tiene un papel más activo.
Mira, yo tengo un compañero que es pianista, que es israelí, tiene 28 años, es uno de los mejores exponentes
en el mundo de Schubert. Inon Barnatan, tiene una agencia de ‘management’ y aún
así, él mismo administra su página en Internet, su Myspace, él mismo hace
muchas cosas de su dossier de publicidad, y está en todo, a pesar de que cuenta
con una agencia promotora. Yo creo que el artista tiene que estar muy al tanto
de lo que la tecnología le puede ayudar, de cómo puedes llegar a más públicos. Aunque
eso es decisión del mismo artista igual puede decir ‘yo estoy peleado con las
computadoras”.
G.V. Te ha tocado mucho estar en el desarrollo de
audiencias, tanto aquí en el METRO, al verlo crecer, así como en los proyectos
que haz realizado en Nueva York, en donde vives y respiras arte. ¿Qué nos
faltaría en la zona para desarrollar audiencias, sobretodo para cuestiones
clásicas?
M.G. “Yo creo que es un trabajo de poco a poco, no podemos
esperar lograr lo que en Europa se ha venido gestando a través de los siglos,
tenerlo aquí en unos pocos años, yo creo que sí hay un gusto por el arte (en la
localidad), por el ballet clásico, por la literatura clásica, sí lo hay, nada
más que habría que ver, cómo lo presentamos a nuestro público para que lo vea
atractivo. Por ejemplo, en uno de estos proyectos estábamos atrayendo público
mayor de 60 años, teníamos Shakespeare, Moliére, Bernard Shaw, y entonces ¿cómo
hacer que esto sea atractivo para los jóvenes? Es venir con nuevas ideas, es
estar dispuestos a experimentar y mostrar las cosas desde otro ángulo desde
otra perspectiva, no con la rigidez que muchas veces se hace.”
¿Cuál es el principal reto para el administrador
cultural, el administrado de arte?
M.G.: “Son muchos, sobre el administrador de arte, sobre el
director ejecutivo, recae la responsabilidad de conseguir funciones, de
conseguir fondos, de mantener los recursos de la compañía, no solo materiales
sino humanos, de la publicidad, de mantener buenas relaciones con otras
administraciones culturales, para hacer proyectos en conjunto. Está comprobado,
que si andas solo por el mundo es más difícil y yo creo que debemos de volver a
ese modelo, en que las instituciones culturales tenían un sentido más amplio de
la colaboración. El administrador de arte se vuelve una parte esencial, para
que el artista pueda dedicarse a lo suyo: crear arte.”
¿Por qué es importante el arte para el ser humano, para
una ciudad?
M.G.: “Tenemos un país tan rico en cultura, en patrimonio,
en herencia cultural, que creo que lo traemos dentro, es nada mas cómo lo
transmitimos, para atraer a la gente. Los beneficios del arte son muchos muy
variados, instrumentales, intrínsecos. El arte nos proporciona desarrollo de habilidades,
de lógica, del pensamiento, de creatividad, que también te crea una seguridad
en ti mismo, que te da herramientas para hablar en público, simplemente para
expresarte verbalmente, corporalmente, con palabra escrita, para ser: Tú.Son muchos los beneficios y está comprobado que ha habido
ciudades que se desarrollan y crecen en materia de economía, de bienes raíces,
en torno al arte. Un ejemplo de ello es Bilbao, que era una ciudad pequeña,
pero a raíz de que se creó el Guggenheim se fue para arriba. En Nueva York,
mismo, ¿recuerdas el musical de West Side Story? Pues estaba inspirada en esa
parte de la ciudad donde habían bandas, y nadie quería vivir ahí. En los años 60´s
se construye el Lincoln Center y esa zona se volvió de las más caras, de las más
codiciadas; y así como esos ejemplos hay muchísimos.
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