Alfredo Aguayo: Vamos hablar de la década de los 20, 30, 40 de inmigrantes, Tampico se desarrolla por inmigrantes. Mi padre, tampoco era de aquí de Tampico, tenía un negocio de equipo de oficina, le vendía a todos los árabes, que la sumadora, que el escritorio, y tenía la oportunidad de platicar con ellos, y todo mundo decía: "hay que hacer fortuna". Mi papá también era de la idea, de dejar (Tampico), porque era de San Luis Potosí, incluso llegó a comprar propiedades, pero ¿qué pasó?, que fue el mismo fenómeno que pasó con los españoles, que una cosa son los españoles nativos y los criollos, que ya se hicieron parte; ya hubo una pugna aunque sea psicológica, de porqué vamos a ir a San Luis porque allá ya ni tenemos amigos.
Juan Jesús: Mi padre es de Orizaba y mi mujer de Córdoba, mi padre llega por un contrato de veinte días de la Pierson Company y aquí me tienes. Conozco poca familia, poca gente que es nativa al menos de la región, por ejemplo María Luisa Herrera Casasús, sus familiares eran hacendados, en lo que es Tampico Alto, ahí hay toda una historia del poder inclusive. Pero hay mucha familia, y justamente en la época petrolera, que viene además de fuera del país, del interior del país mismo, por un contrato, por buscar el oro, por lo que tu gustes y mandes. Era la tierra promisoria, la tierra prometida.
Aguayo: Fíjate, que pasó un fenómeno, te acuerdas (se dirige a Jorge) que nos fuimos con Lalo Inguanzo, que estaban fraccionando la petrolera, en aquel tiempo era llano, teníamos que entrar con cuidado porque las calles eran de puro lodo, de pura tierra. Pasó un fenómeno con la colonia libanesa. La colonia libanesa quería sus espacios para ellos, como a los que les dieron la casa no les interesaba, se lo dieron a los libaneses, pero la colonia no prosperaba porque decían “de la puerta para dentro es mi casa de la puerta para fuera es México” por eso la colonia petrolera no la pavimentaron, tardó años y años, y todavía hay calles que están sin pavimentar. Ellos tenían la idea de regresarse, pero los hijos ya se quedaron, hay cierta identidad.
Juan Jesús: Una tradición que ha perdurado, de las pocas, no creo que haya más, de épocas prehispánicas, es la de los músicos. Digo, que si hay un lugar de Las Flores, es que había danzas indígenas, y es que había músicos, y quien ha escarbado un poquito, te encuentras que la primera orquesta que levanta Luis Arcaraz, la hace en Tampico en el teatro Margot, Juan García Esquivel, Rockdrigo González.
Sara Uribe: Yo que estoy en el archivo y que recibo visita de jóvenes, les he mencionado a Rockdrigo, y la única referencia, lo que he tenido que decirles, es que es el papá de Amandititita.
Yo pienso que para hablar de la identidad del tampiqueño, primero habría que definir qué entendemos como identidad, porque la identidad se asume desde distintos puntos de vista, para mí al menos, la idea de una identidad sustancialista o esencialista, la identidad como algo inamovible como algo que se comparte de manera generalizada, para mí, yo no puedo generalizar acerca de los tampiqueños porque no creo que exista tal cosa, tampoco creo que exista tal cosa como "los mexicanos". Yo voy por una postura de multiculturalidad, sí hay ciertas cosas que nos pueden caracterizar en un nivel. Yo creo que la identidad se divide en un nivel del decir, del hacer y del ser, es decir, del lenguaje, de la acción, y de lo que se puede considerar como esencia, y que en mi caso yo considero como existencia. Sí creo que hay ciertos rasgos que pueden unificar a ciertos grupos: multiculturalidad.
Pongámoslos como mexicanos, pero yo ¿qué tengo que ver con el tarahumara?, o con el chiapaneco, o con el oaxaqueño. Lo bajo a este microcosmos, somos tampiqueños pero yo ¿qué tengo que ver con el del Moralillo, con el del Cascajal?, o ¿qué tiene que ver el de la Petrolera, o el de Lagunas de Miralta?, y sí, compartimos cosas, en el nivel del hacer y tal vez del decir, es cierto que hay ciertos modismos, que cuando salimos a otra ciudad nos reconocen, es cierto que existe toda esta cuestión de usos y costumbres, donde entra la gastronomía, la religión las creencias, incluso la ecología.
Juan Jesús: Esa es parte de una característica...
Sara: Si yo tratara de hacer una generalización -que no pienso así- que los queretanos son limpios y los tampiqueños son sucios. Decía Juan Jesús , que una de las maneras de obtener la identidad era la natividad de un lugar pero otra es que si eras recién llegado, era como adoptar los usos y costumbres y valores, yo puedo decir que de acuerdo a esa acepción yo no soy tampiqueña, porque hay valores, tradiciones , usos y costumbres que no me agradan, aquí las costumbres de cierto grupo, o al menos de cierto grupo o de un grupo predominante al menos, yo no me adapto a tirar la basura en la calle, y en los valores tampiqueños menos. Si yo me adaptara a los valores tampiqueños pues no haría lo que he hecho en mi vida.
A lo que voy, que creo que, es cierto que una manera de adoptar una identidad es esa, a través de los valores y costumbres, eso es tener una identidad. Pero creo también que es una identidad de tipo social o cultural, pero creo que también hay una identidad, a lo mejor me voy a oir muy romántica, muy utópica, no sé cómo decirlo, pero tiene que ver con asumir un arraigo por la ciudad. Y voy a decir esto, voy a poner un ejemplo.
Cuando yo viví en Cd. Valles, leí el Tesoro de la Sierra Madre de Traven, yo no sabía que se refería a Tampico, yo pensaba que era una ciudad mítica. Cuando entro a trabajar al archivo y entonces descubro que de donde hablaban era de Tampico y veo las fotografías y sé que estoy caminando por las calles que yo leí cuando era una adolescente. Yo creo que en mi caso, el arraigo, la identidad de una ciudad tiene que ver con el lugar con el sitio y con la gente, sí creo que hay una base de costumbres y de usos muy importantes, donde se pueden incluir todos estos, pero tiene que ver el lugar donde haces tu vida. Y entonces Laguna del Carpintero deja de ser la laguna del carpintero para ser la laguna donde te diste el primer beso o donde ¿no sé?, o la Plaza de los Enamorados, o la Plaza de Armas, creo que uno se apropia de los lugares, yo creo que el tampiqueño promedio, o sea el de clase media y hacia abajo sí tiene una identidad relacionada con sus lugares, no se si el tampiqueño de clase más acomodada, a lo mejor está completamente ya separado de ir a la Plaza de Armas
Marco: o ya no vive aquí.
Sara: o ya no vive aquí, o ya su vida está en los centros comerciales, que es otra clase de identidad de otras ciudades. Si yo voy a monterrey, la identidad son los centros comerciales, tal vez porque y estaría exagerando, porque no conozco completamente Monterrey. Para terminar, podemos discurrir sobre una identidad idealista, lo que el tampiqueño debiera tener como identidad, si la historia, etcétera, pero ¿cuál es la identidad real del tampiqueño, el tampiqueño promedio realmente ¿conoce todas estas cosas de música?, ¿realmente conoce su ciudad?, ¡el tampiqueño promedio no conoce que existe un archivo histórico de la ciudad!
Aguayo: ni conoce los nombres de las calles,
Sara: Entonces sí podemos ir hacia una idealidad, sobre lo que debería ser la identidad, o podríamos ir hacia el tampiqueño promedio, me refiero que la mayoría de las personas que no es de clase alta, que son de clase media y baja, que no ha leído que no sabe.
Juan Jesús: Yo a lo que voy, es que metí el acta de nacimiento, yo también tengo cosas que me encantan, y de Córdoba en particular, esa para mi es otra historia más personal. Por ejemplo, ¿cómo se identifica el tampiqueño?, sea nativo, sea de identidad más globalizado, empieza a perder precisamente muchas características de identidad, y si habla cantadito, y si lo ves con guayabera, es parte de la costa caribeña.
(Juan Jesús lee un escrito que hace referencia a que en los ochenta el tampiqueño está más identificado con el puerto, con las aguas ribereñas y mareñas, además de señalar la influencia en el lenguaje por las transnacionales).
Marco: ¿Qué nos identifica?, visualmente, la jaiba. Hay muchas cosas. Para empezar el equipo de futbol. Hablando esto de las lenguas y de la protección del idioma, yo estaba pensando, está hablando de identidad cultural que se empezó acuñar, yo creo poquito después de la revolución. El nacionalismo, lo mexicano, todas estas cosas, fue justamente por pensar que se está construyendo un país. Un país donde hay un dios remiso, donde hay yaquis en Sonora, que todavía son rebeldes.
Juan Jesús: Te hago una moción, la identidad se comienza a plantear en la Constitución, y la de 1857, primero, se está definiendo quienes somos los mexicanos. El nacionalismo como movimiento es otra cosa, el nacionalismo es hacia fines del siglo XIX y principios del XX. Pero como movimiento político...
Marco: Es justo a lo que voy, al punto que quiero llegar, que justamente es algo, no bien han pretendido aglutinar y uniformar criterios con un fin precisamente de control, de amor a la patria, de estas cosas, que a la fecha, yo si quiero mucho a mi país, pero no porque me lo hayan enseñado en la escuela, y creo que el Himno Nacional Mexicano es una belleza, pero no por haberlo cantado todos los lunes en la primaria. Yo desconozco gran parte de la historia de mi ciudad y muchas cosas de mi ciudad, que hasta recientes años me he venido enterando, pero que sí entra en conflicto todo esto, que pues no podemos como pretendían nuestros padres fundadores, quienes redactaron nuestra constitución, no podemos hablar de un mexicano como no podemos hablar de un tampiqueño. La prueba está, ahora menciona Juan Jesús, esto de la protección del idioma. ¿Cuántas lenguas no están concomitantes en el presente?, aquí en el mismo Tampico, ¿cuántas lenguas no se están hablando al mismo tiempo?, toda la enseñanza del inglés que es necesaria, que es una herramienta supernecesaria de frente a valores nuevos -si lo queremos expresar así-, creo que es pensar en el francés, español, lenguas indígenas el caso tenec, el alemán, el coreano. Es como esta cuestión de, empezando de ahí, partiendo de la lengua, que es algo que define culturalmente a una entidad a un grupo social, y partiendo de ahí, y de la dificultad de las barreras que presenta, de ahí nuestra imposibilidad de definir a un tampiqueño en particular. Probablemente sí existan muchos Tampicos, hay un Tampico para los alemanes, hay un Tampico para los primeros que empezaron a explotar la Faja de Oro, y así mismo a lo largo de la historia. Para mí probablemente mi visión no sea la misma de mis padres, esta visión tan idealizada, de las lagunas que eran transparentes.
Juan Jesús: Pero es que no es idealizada, mira, por ejemplo, cuando hablo en defensa del idioma, no quiero decir que no se hable otro idioma, o sea, el idioma se ha empobrecido, precisamente, tu pregúntale ahora a alguien, como estuvo la fiesta? Super.
Sara: Pero no por los tampiqueños...
Juan Jesús: No, no, no…realmente es el país, tiene que haber una defensa, ¿porqué no obligan a los locutores a hablar el español como debe de ser? y a pronunciar lo extranjero, salvo las cosas que se tienen que integrar como lo de la computadora, que no hay ni como traducir, salvo las diferencias que puede haber en España y México.
LA CULTURA VISTA POR EL TAMPIQUEÑO
Tras definir las posturas, se inició un debate sobre la cultura en Tampico, sobre el movimiento cultural, el desarrollo y difusión del arte y los creadores. Si ese aspecto es conocido por los tampiqueños y si conocerlo le da identidad, por lo que salió a la luz el papel de los medios para la difusión de estos elementos que le dan identidad, bajo la premisa de que no se ama lo que no se conoce.
Jorge: Tampico fue cosmopolita, fue más que es, por la riqueza petrolera, por el movimiento económico que había en el lugar. Bueno pasando a otra cosa, yo siento que hace falta mucha cultura en el lugar, no tenemos lo que tienen los veracruzanos, Xalapa es una ciudad meramente cultural. Y aquí no hay espacios, están buscando espacios.
Sara: yo aquí diferiría. Y creo que es importante definir los términos, vuelvo al punto cuando Juan Jesús dice que bueno que está ahí el término, la definición, de identidad cultural, pero es que precisamente en esta época al menos en la filosofía en la antropología, en la psicología que se están cuestionando todos esos términos, y no oir las voces de lo que se está cuestionando ahora sería no tener una opinión real. Cuando usted dice que no hay cultura.
Jorge: ¿Hay gente?
Sara: Es que cultura, en cultura podemos englobar gastronomía, folclore, religión y claro que lo hay. Lo hay, a lo mejor no es lo que nos guste más, a lo mejor no es el más desarrollado, pero lo hay, y creo entender que usted se refiere al dearrollo de las bellas artes.
Jorge: no hay espacios.
Sara: Sí hay espacios, lo que no hay son creadores con ganas de trabajar y difundir lo que están haciendo, está la casa de la cultura, están todas las escuelas, que cuando hemos ido a leer, nos abren sus puertas y podemos ir a leerles a los jóvenes, muchachos ávidos que escuchan, que nos preguntan, que dialogan, está el METRO, están las plazas.
Jorge: ¿hay movimiento realmente?
Sara: claro que cuando los que deberían acudir a los espacios que son los creadores, están en sus casas sentados esperando a que alguien venga a invitarlos a hacer el trabajo por ellos, cuando el artista no entiende que tiene que ser promotor de sí mismo, es más cómodo decir que faltan espacios.
Juan Jesús: partimos de ¿qué es cultura?, todo lo que el hombre le ha agregado a la naturaleza. Cultura sí hay, ahora ¿hay un movimiento cultural?, como movimiento no, que tú digas bueno aquí se está creando la escuela o hay seguidores de creacionismo en la literatura o hay seguidores, ..no, o al menos no se ha decantado nada.
Sara: No, creo entender por donde va (lo que dijo Jorge), falta la difusión, claro que hay eventos culturales, pero si usted dice que falta es porque usted no se ha enterado, quiere decir que falta difusión, que falta que todos los tampiqueños, que no nada más el grupito de siempre.
Jorge: sí, están muy diseminados, no hay algo que los una.
Sara: No hay una visión mercadotécnica, porque la cultura también tiene que venderse, falta esa visión mercadotécnica de ir a la universidad, a la facultad de comunicación, a decir tenemos una cultura, venimos a presentar una obra de teatro.
Jorge: esto también tiene que ver con la educación, cómo son los jóvenes hoy en día que no leen. También a las nuevas tecnologías. Yo platicaba, el domingo con Alejandro Monteverde -porque quiero entrevistarlo para un proyecto de investigación-, y me decía que se lo mandara por correo porque el no escribía nada. Todo puro ordenador, tenía dos años de no agarrar una pluma, todo lo hacen mecánicamente. Yo lo veo de mis hijos, de gente de su juventud, de mis propios alumnos que no leen, están acostumbrados a los refritos, de ahí se genera que no haya un pensamiento más formado, que sepan escribir bien, falta de creativos, falta de situaciones que se hacen necesarias para fomentar la riqueza del lugar. Porque muchos llegamos y nos apropiamos del lugar, o nos sentimos; no necesitamos en un momento dado, para decir somos o no somos tampiqueños, tampiqueños a lo mejor nos identificamos nosotros lo que vivimos en el lugar y nos han gustado los usos, las tradiciones y costumbres.
Sara: retomando ese punto y en lo que coincido con Juan Jesús, es cuando él hablaba de una defensa, yo pensé, en si está esa identidad de facto que compartimos, pero bueno, una identidad más consciente mas voluntaria, si tú tienes arraigo o identidad pongámoslo con la familia. Hay familias que son familias nada más porque comparten la misma sangre pero no tienen ese sentido de pertenencia, igual hay ciudades que son ciudades, yo creo que cuando hay una identidad hay un amor por tu ciudad y tú ves a tu ciudad como tu casa, tu defiendes tu casa, y ese es el punto donde yo creo que a lo mejor de los tampiqueños no es muy fuerte, porque yo no he visto, que cuando Tampico ha tenido , situaciones a lo mejor aparente -o no sé si realmente atentando contra su desarrollo-, pongamos lo de la cuestión de la laguna. Yo no he visto que la gente salga enardecidamente a defenderla. Hay un grupo de personas que es el grupo de siempre, puede tal vez haber un grupo movido por intereses políticos, y otro grupo sí movido por un interés ecológico, intelectual, cultural, pero no se ve que toda la gente salga a defenderlo, entonces es ahí en donde a mí me dicen que no aman a su ciudad, que no les importa su ciudad, porque si alguien viene a dañar mi casa yo salgo enardecida y no dejo que toquen a mi familia. Por eso creo y vuelvo a repetir, que el sentido de identidad o de pertenencia, radica más con el amor que le tienes a tu ciudad, y ese amor se crea, de lo que decía Juan Jesús, a través de la memoria, a través de las vivencias, de la educación, o sea, tu conviertes a la laguna en tu jardín, tu conviertes al llano al quienes escribieron del llano. Yo creo que para que haya identidad o la identidad que a mí me importa es la identidad consciente, porque la identidad inconsciente donde todos comamos carne asada a la tampiqueña, ¡¿esa qué?! Esa qué nos deja ¿qué nos aporta?
Marco: esa no es afectiva, no se crea un vínculo.
Sara: podemos decir que la identidad de las ciudades violentas, pensemos donde la violencia es parte de su identidad, pues claro que esa identidad no aporta nada. Antropológicamente podemos describirla, pero a mí me interesa más una identidad consciente autoformada. Por otra parte, porque la identidad del tampiqueño haya perdido ciertos factores, esté ganando otros, esté en movimiento, porque esas son las identidades. Nunca están estáticas, claro que voy a admitir una visión posmoderna de las identidades, a quien quiera una identidad fija, incólume, una tradición, un valor, claro que le tiene que preocupar.
Juan Jesús: pero las modificaciones tienen su tiempo impuesto, pero sustancialmente o espiritualmente no se pierden, es como la muerte, ¿no?
Sara: hay una historia, pero los jóvenes de ahora ¿qué comparten de eso?
Juan Jesús: porque ¿hay una memoria de Tampico?
Sara: sí la hay.
Juan Jesús: lo que ha escrito Carlos y lo que escribió Torrea y Fuentes ahí está. Y yo quiero saber cuántos la leen.
Sara: ese es el punto.
JuanJesús: inclusive de mi generación. Eso produce, ¿Que provoca la falta del amor?, o sea, dice Ramón Iglesias*: "quien no conoce la historia de su ciudad es un extranjero en su patria". Si las autoridades - tiene que recaer en las autoridades- o sea, no les preocupa que los libros se publiquen, se distribuye, se lean, ¿donde está la memoria?, ¿quién va a leer la memoria, no? ¿Cómo van a defender…? Tumbaron una ceiba, que era milenaria, en la Plaza de Armas, en el Globito -todavía no nacían ustedes- cuando estaba Paco Villarreal de presidente municipal, la chiquita Cortázar era síndica, dijo “es que los pájaros cagaban a la gente”. La mujer que fue presidenta de Altamira, llegó Aurora quemó el archivo, porque eran papeles que estaban muy viejitos. Una ciudad que nace en 1716, creo, resulta que ahora su archivo comienza en 194..y tantos, si la autoridad no tiene cabeza, ¿qué esperas?
Jorge: Hemos sido depredadores.
Juan Jesús: ¿si conoces la historia de San Pedro?, es de durazno, que salió en 1923 sale con una de los prostíbulos, a comprar dos edificios, está en el libro de Llorente… ese San Pedro fue presidente municipal primero con el PRI y luego con el PPS, porque no lo quisieron apoyar con el PRI y ganó con el PPS, y todas las calles de la colonia Águila, les dijo "no les voy a pavimentar si no ponen lo que les corresponde", y estuvieron como 10 , 15 años sin pavimentar el Águila sobre todo. Entonces por un lado los pleitos internos, los intereses, la mala calidad, ¿saben ustedes que el METRO no está terminado?, se inauguró porque había que inaugurar. El puerto de Altamira se inauguró con un diez por ciento y no el cien por ciento que habían pedido; que inventaron un barco, lo disfrazaron para llegar a dejar contenedores que no iban a ningún lado. El centro de convenciones no está terminado, y ….
Sara: yo quiero acotar que son características que se dan a aquí, pero tampoco son privativas de Tampico, dos puntos ahí, es cierto, coincido en el punto de conocer el pasado para amar algo, o de entablar este diálogo, y coincido en que evidentemente es una responsabilidad del gobierno en el sentido de la educación y difusión, pues de valores cívicos y de historia y todo, pero también tiene que ver, por ejemplo en el hecho de enseñar a leer, o de hacer que alguien quiera leer, es una tarea del ser humano, como padre, como amigo, en tu entorno, el hecho de divulgar esas historias, todo ello.
LA VISION ACTUAL
Los invitados se adentran en un debate sobre lo que se considera como una pérdida de la identidad o realmente como un efecto de la posmodernidad que aqueja al habitante de estas tierras ya no visto dentro del contexto local sino dentro de uno más globalizado.
Sara: veámoslo históricamente en el momento que estamos viviendo, no es privativo que el Tampiqueño ignore su historia, lo que pasa es que estamos viviendo en la época de posmodernidad y dice Gianni Vattimo “que la posmodernidad es cuando la idea de historia se fractura”. Al sujeto posmoderno, no le importa su pasado, no le importa su futuro porque no sabe si va a haber futuro o no.
Juan Jesús: es facilismo y simulación.
Sara: pero esa es la época posmoderna, a lo que voy, no le dejemos caer todo el peso al tampiqueño, sino insertémoslo, no cosmopolita, como ciudad, pero no escapa de los fenómenos sociales de la posmodernidad, que están insertos en ellos, como a cualquier otro, veámoslo en los jóvenes, en estos tiempos. Pongamos en estos tiempos de influenza, pues ¡por Dios! si ves el futuro tan negro con la situación económica, sale ahora una influenza que te puedes morir en cualquier momento, pues ¡qué carajos te importa el futuro! y ¡qué carajos te importa el pasado!, te importa el presente y por eso la cultura hedonista. En el contexto de ellos, Juan Jesús, evidentemente, nosotros nos preocupamos por otra clase de cosas.
Juan Jesús: yo también me preocupo por el presente.
Aguayo: Yo he hecho varios eventos sobre la historia de tampico, los he invitado, creo que llevo más de 20, y el fuerte de las personas que van ahí, son adolescentes. Cuando se recordaron los cincuenta años, en un evento que hubo en el Metro, como yo era el dueño de la pelota, como dueño de las películas, me dieron un número importante de invitaciones, entonces le di al alcalde, a los amigos del casino, me dije voy a guardar unos cuantos para ver a quien, entonces busque gente, me llevé al evento diez invitaciones aquí en la bolsa, estaba aquello a reventar, ¿cuál era el perfil de la gente que la merecía?, …y caminando, me topo con una familia, chamacos de 8, 6 (años) y eran como siete ellos, haciendo a la pobre madre trizas, “'¡yo quiero ver cómo era la inundación!”, a los chamacos les interesa más que a los adultos.
Sara: sí les interesa, porque yo tengo un nuevo programa de visitas de niños y adolescentes al archivo, cuando les muestras las fotos, ves sus caras de asombro...; sí requieren ese tipo de experiencia, que se quedan como marcadas.
Aguayo: A un programa del casino siempre van 40 , en los progamas nuestros han llegado a ir 300 y eran de 18 a 30 años, yo creo que debemos hacer más hincapié en esas edades.
CONCLUSIONES
Llegado el tiempo de realizar conclusiones, se planteó la opción sobre la mayor promoción de la historia de Tampico para crear mayor identidad, donde los participantes coincidieron en el papel de los medios, especialmente el del periódico, ya que aunque la gente no tenga el hábito de la lectura sí "lee religiosamente el periódico". Marco Huerta señaló el papel que la televisión ha hecho, aunque de manera comercial con eventos como Nuestra Belleza, promoviendo ciertos valores o a valores tampiqueños como el Dr. José Sierra Flores. Sara apuntó sobre los esfuerzos de algunos creadores por formar identidad en los niños como el de Jorge de la Peña con la historia del Conejo Tenec, escrita por Arturo Castillo Alva. Se aceptó que la jaiba es un símbolo emblemático del tampiqueño, y que ya sea consciente o inconsciente, todo pueblo, todo individuo tiene una identidad. Una de las conclusiones que sobresalen es que Tampico, no se identifica con el norte ni con la frontera de su estado, es como ser de otro lugar.