martes, 23 de junio de 2009

Salvador Mitre









Cubre de mística
su metamorfosis






El escultor Salvador Mitre habla sobre su quehacer artístico, su perspectiva sobre el panorama local en el arte y la cultura, así como sobre los nahuales su proyecto actual





Lo místico, lo sagrado y lo ancestral han sido columna vertebral de la obra del escultor Salvador Mitre, desde sus inicios en el arte plástico.
Antes de encontrar en la cerámica, su medio predilecto de expresión, la chatarra había sido su material distintivo, aunque el escultor confiesa que no la ha dejado de lado ni a otros materiales como la madera. Tal vez porque su historia va unida también a la historia de todos los pueblos del mundo, la cerámica ejerce en Mitre esa fascinación estética por lo que la ha convertido en la mejor vía para realizar sus piezas escultóricas, marcadas por una influencia de diversas culturas milenarias tales como las tribus africanas, los pueblos europeos así como los de Mesoamérica.
Actualmente se encuentra trabajando en la elaboración de piezas de nahuales por su sentido metafísico y espiritual dentro de la tradición de varios pueblos mesoamericanos.
"El nahual es un brujo, un hechicero autóctono; tienen la facultad de convertirse en un animal, un animal de su 'tona'; más que convertirse físicamente, aunque sí llegan a tener rasgos de esos animales, sí es una cuestión psicológica, socioreligiosa y de mucho misticismo" describe Mitre sobre las piezas en las que se encuentra trabajando actualmente. De igual manera en que estos hechiceros pasan por una metamorfosis hasta adquirir la forma o el espíritu que caracteriza a un animal, Mitre hace que la tierra y el barro sufran un proceso de transformación hasta convertirlas en piezas de cerámica en forma de colibrí, águila y otros animales en que los nahuales toman forma.
"Aunque no me estoy metiendo en estudios muy profundos psicológicos, si estoy tomando estos conceptos en mi actual obra; yo mismo creo que de ser nahual mi tona sería un Buey, en todas sus acepciones (ríe divertido); se da en la cultura china, se supone que es un animal fuerte, no en el concepto mexicano u occidental, que es un poquito peyorativo, más en el sentido de que es sabio, fuerte, longevo, en ese sentido soy un Buey".
Salvador Mitre trabaja todos los días en su gran taller, dividido en varias áreas de trabajo, en donde también ha llegado a ofrecer talleres de cerámica y modelado, que de acuerdo a sus propias palabras no tuvieron la afluencia que él esperaba. En una de esas áreas tiene también iniciada otra de sus colecciones, la de Marotas, en un formato pequeño, ya que las originales suelen ser muy grandes. Sólo cuando viaja, interrumpe su trabajo, como en su reciente viaje a Tlaquepaque para participar en un concurso nacional de cerámica, en donde "no pasó nada", pero en la que se divirtió como “enano”.
“Cuando te topas con el barro, cuando lo conoces, llega a ser apasionante; yo opino que cuando mayor interacción hay entre el material y el artista es en la escultura, y el modelado” describe el artista plástico que se inició también en la pintura hace casi diez años.
Antes de convertirse en escultor se desarrolló por más de 30 años en las artes gráficas, la publicidad y la mercadotecnia, durante los que llevó a cabo una variedad de proyectos dentro de la fotografía, la ilustración, el diseño gráfico y editorial, dentro de diversos ámbitos como el artístico, el empresarial, el financiero y hasta antropológico como en la revista “Antropological World” editada en Amsterdam, Holanda.

LA PLÁSTICA TAMPIQUEÑA

Cuestionado sobre el desarrollo de la escultura a nivel local se manifestó en el sentido que no existe, "me siento un ente solitario, no existe desarrollo; sí hay quienes hacen escultura, pero se dedican más a otras cosas, como la pintura, a hacer instalaciones; aunque existe un premio regional, que en general, los premios sí estimulan al artista, el premio de pintura García Zurita, por tener más tiempo es el que siento que ha impulsado más, a la pintura, aunque no quiere decir que un premio vaya a lograr un pintor o un artista, pero sí empuja; claro con premio o sin premio, cuando hay un artista verdadero, éste surge, pero el premio ayuda, sí ayuda mucho".
Para Salvador Mitre sí existe un movimiento cultural en nuestra región, "sí lo hay y considero que el movimiento literario está muy fuerte, con escritores con premios nacionales, desgraciadamente en México, no destaca un escritor, necesita mucho empuje, necesita la ayuda definitiva oficial, que no la hay, son empujoncitos pequeños los que dan los premios, y las instituciones dedicadas a ellos que sacan ediciones, un poquito limitadas, con poca difusión, mal vendidas, en fin hay muchos factores que frenan el desenvolvimiento real de la producción artística literaria, pero sí la hay". Agrega que dentro de las artes plásticas "en lo pictórico también lo hay, y también empieza a haber muy fuerte el movimiento fotográfico, que aunque me critiquen, yo siento que es a partir de la presencia de Miguel Ángel Camero, quien creo, ha empujado mucho el desarrollo fotográfico, tiene muy buenos alumnos, él es muy buen fotógrafo, uno de primerísima línea".
Con respecto a las opiniones que, a lo largo de varios años, han vertido críticos del arte plástico que han visitado el puerto, tanto como expositores, facilitadores de talleres o como jurado de los premios regionales, en el sentido de que dado el talento local hace falta un instituto de arte o que el desarrollo de los artistas ha sido autodidácta, Mitre opina así "sí tienen razón, no hay una escuela formal; está Caín Valdez, pero tiene cierta pauta marcada, ahí sigue, de manera independiente, ha ayudado mucho, pero no es una enseñanza formal únicamente en el dibujo y en la pintura, pero se requiere más. Tengo entendido que en Tamaulipas se está gestando una universidad de las artes, ojalá no se quede en Victoria, porque yo siento que en Victoria hay menos movimiento artístico que el que tenemos en Tampico; a lo mejor estoy equivocado, pero me da la impresión que el movimiento artístico masivo está en Tampico". Además considera, que aunque en su momento lo intentó con algunos artista plásticos de la ciudad, los colectivos o agrupaciones de artistas sí mueven y promueven el desarrollo del arte.
El escultor afirma, además, que el mercado del arte local es muy pobre, refiriéndose a la parte de la demanda, "la gente no piensa en adquirir una pintura con una firma, piensa más en una pintura que vaya más con el sofá y con el color de las paredes, y para eso van a una tienda de decoración o a Liverpool, a los grandes almacenes que es donde menos arte venden". El escultor admite que sí llega a vender su obra y que esta le permite en parte subsistir. “Desde mi primera exposición he vendido obra, y producción como esa no he podido igualar, en la que había de todo, pintura, chatarra, madera” recuerda el escultor nacido en San Luis Potosí, radicado desde hace muchos años en el puerto, pero que ha viajado por todo el mundo, en donde ha recibido cursos en lugares como Rusia, Uzbekistán, Italia, España y Marruecos.
Aunque para Mitre el arte es una actividad individual, sin que esté dirigida a los ojos de alguien, en su más reciente exposición individual “Huehuetl” integrada por más de 60 piezas de cerámica con influencias de diversas culturas incluida la huasteca, su propuesta fue más allá de una estética con un discurso en el que denunciaba el rechazo a los viejos. En aquella muestra el escultor restauraba, a través de sus pequeñas esculturas, el valor y el respeto que siempre se le ha dado a la ancianidad en diversas culturas, excepto la actual.
Al igual que cualquiera que se precie de trabajar dentro del arte, Salvador Mitre trabaja todos los días en su taller y refiere que más que inspiración existe planeación, aunque no niega que en ese justo momento, dentro del proceso creativo, surgen “esas pequeñas modificaciones en el momento justo, sin que hubieran estado antes ahí”.

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