Calificado como transgresor, sintético, rebelde pero práctico, el código de comunicación a través de los mensajes de texto del celular y del chat preocupa a unos, divierte a algunos y otros opinan que llegó para quedarse.
Por economía de tiempo, espacio y costo del mensaje que se envía a través del SMS (Short Message Service) de los celulares, los usuarios abrevian fonéticamente las palabras para enviar un mensaje de texto a través de este servicio.
Las preferencias en este nuevo código de comunicación, que en algunos países ya ha generado un diccionario sobre el vocabulario de los SMS y el chat disponible en la web, cambian según la edad de los usuarios.
Entre más arriba se encuentran en la escala de la edad, es una realidad que los adultos están menos familiarizados con las nuevas tecnologías y, ya sea que no hagan uso o lo hagan de manera esporádica, prefieren escribir de manera correcta con puntos, comas y hasta signos de exclamación, incluso evitando el uso de los llamados 'emoticones', que ayudan para comunicar el estado de ánimo. Mientras tanto los padres de adolescentes se han visto forzados a aprender el uso de las nuevas tecnologías, que sus hijos dominan, así como estos nuevos códigos para poder comunicarse y hacerse entenderse por ellos, llegándolos, incluso, a adoptar como suyos cuando también se comunican con otras personas.
Jóvenes entre 25 y 35 años, si bien utilizan abreviaturas para los SMS, cuando utilizan el chat o la mensajería instantánea prefieren escribir de manera correcta o al menos sin tanta abreviación, pero son menos rigurosos en cuanto aspectos gramaticales y ortográficos. Sin embargo en cuanto a los celulares, prefieren hacer uso de la llamada telefónica que el mensaje de texto, si cuentan con saldo suficiente o no les interesa ese aspecto económico.
Pero donde la mensajería de texto se ha vuelto un fenómeno de masas es en los jóvenes por debajo de los 25 años, que no sólo por economía abrevian o codifican sus textos para comunicarse entre amigos, sino como una manera de identificación entre sus grupos, así como por rebeldía y de acuerdo a algunas opiniones, como un reflejo de la degradación en que ha caído la sociedad en la actualidad.
¿DEFORMACION O MALA EDUCACION?
Para el Lic. Guillermo Bravo, director de la Universidad Pedagógica Nacional unidad Tampico este código ciertamente deforma el lenguaje y lo considera de mala educación. "Esta no es la primera vez que ocurre; hay otras deformaciones que ocurrieron cuando empezaron a aparecer los comerciales con nombres de las tiendas haciendo mal uso del español, abusando de la 'k' o de la 'c' confundiéndola, haciendo promoción con palabras incorrectas para llamar la atención" opina el catedrático "en los celulares, aunque aparentemente la gente se está acostumbrando, creo que es hasta de pésima educación hacerlo así; claro está, que quien habitualmente está enviando y recibiendo mensajes termina por entenderlos". Sin embargo, piensa que esta jerga no tendrá arraigo puesto que es sólo para el uso de abreviar tiempo y espacio en el celular: "no hay una deformación, precisamente porque no se generaliza ni la forma escrita ni la forma impresa, sino solamente en la forma digitalizada del teléfono celular". Sin embargo señaló que estos avances tecnológicos se aprovechan según el grado de cultura que se tenga: "hoy es una realidad que poco se lee, muchas cosas ya hoy en nuestro tiempo se dan digeridas, creo que muchas cosas que se reciben por internet no se analizan y así se dan a la gente, creo que hay que fomentar la lectura, y no caer en estos excesos, hay que leer con cuidado, analizar, depurar y quedarnos con lo bueno, saber quien lo hace y para qué".
En cambio, el Lic. Rubén Núñez de Cáceres, Director del Centro de Valores Humanos del Tec de Monterrey campus Tampico, va más allá advirtiendo que el punto de la deformación del lenguaje va unido a la perversión y la inmoralidad con que se usa el lenguaje entre los jóvenes, "porque ya no dicen la palabra como es, por ejemplo dicen 'perverso' en vez de perfecto, no solamente está la deformación sintáctica, semántica, sino que como lenguaje, en su forma de comunicación, lleva una perversión moral y semántica". El autor de "Ética global y ciudadana" señala "es toda una formulación interesante lo que hacen, cuesta un poco hacerlo, pero eso nos lleva a ver cuan degradado está el ambiente educativo, el ambiente familiar, el ambiente social, el tejido se está rompiendo desgraciadamente". Agrega "para los muchachos es divertido el lenguaje, y la manera de arrastrarlo hacia cierta forma no muy moral, tomando como juego algo que no es tanto juego, como eso que da tristeza de ver que a las niñas se digan por el messenger "perras" o "zorras". Estas palabras tienen un fondo de expresión que no dirían abiertamente, y entonces lo usan ahí para que quien lo esté leyendo entienda el doble lenguaje; hablamos de doble estándar de moralidad, pero tambíén hay doble estándar de lenguaje, finalmente termina en una forma de subcultura".
Entre otras opiniones como la de Rodrigo Penagos, licenciado en Ciencias de la Comunicación, estas deformaciones del lenguaje se han dado en otras épocas, siempre ajustándose las lenguas a procesos cambiantes de la cultura por influencias tecnológicas o adaptaciones para hacer más eficaz la comunicación o más deficiente: "de hecho el inglés es un derivado del normando -que tiene raíz germana- y el francés -raíz latina-. En la historia existe un fenómeno que se llama Deplazamiento Semántico, no hay que rasgarnos las vestiduras, es simplemente un proceso cultural; no sé si bueno o malo, simplemente es". Aclaró que es importante seguir las reglas, tampoco es cuestión de romperlas por romperlas, dependiendo de las circunstancias profesionales hablará mal de quien no las siga. Con respecto a los jóvenes opinó "pues si se les deja a la deriva claro que sí afectará su manejo del lenguaje; claro que la responsabilidad formativa es nuestra, porque somos los transmisores de los valores culturales, pero siempre hablando en su idioma, o en sintonía con ellos, los chavos son muy influenciables, por eso compran fácilmente estas formas".
En este mismo sentido se expresa, la escritora y psicóloga Marisol Vera: "El lenguaje no debe entenderse como algo estático, sino como un organismo viviente que se adapta para sobrevivir como cualquier otro organismo y ahora que los tiempos son voraces, los cambios en el lenguaje se observan de una generación a otra con una rapidez inusitada". Tampoco se rompe las vestiduras y agrega "no podemos evitar que el lenguaje cambie de piel como un camaleón, si nos ponemos demasiado puristas terminaremos ahogando las posibilidades del lenguaje, pero lo maravilloso de la literatura es que las grandes obras nunca dejan de tener significado".
Por economía de tiempo, espacio y costo del mensaje que se envía a través del SMS (Short Message Service) de los celulares, los usuarios abrevian fonéticamente las palabras para enviar un mensaje de texto a través de este servicio.
Las preferencias en este nuevo código de comunicación, que en algunos países ya ha generado un diccionario sobre el vocabulario de los SMS y el chat disponible en la web, cambian según la edad de los usuarios.
Entre más arriba se encuentran en la escala de la edad, es una realidad que los adultos están menos familiarizados con las nuevas tecnologías y, ya sea que no hagan uso o lo hagan de manera esporádica, prefieren escribir de manera correcta con puntos, comas y hasta signos de exclamación, incluso evitando el uso de los llamados 'emoticones', que ayudan para comunicar el estado de ánimo. Mientras tanto los padres de adolescentes se han visto forzados a aprender el uso de las nuevas tecnologías, que sus hijos dominan, así como estos nuevos códigos para poder comunicarse y hacerse entenderse por ellos, llegándolos, incluso, a adoptar como suyos cuando también se comunican con otras personas.
Jóvenes entre 25 y 35 años, si bien utilizan abreviaturas para los SMS, cuando utilizan el chat o la mensajería instantánea prefieren escribir de manera correcta o al menos sin tanta abreviación, pero son menos rigurosos en cuanto aspectos gramaticales y ortográficos. Sin embargo en cuanto a los celulares, prefieren hacer uso de la llamada telefónica que el mensaje de texto, si cuentan con saldo suficiente o no les interesa ese aspecto económico.
Pero donde la mensajería de texto se ha vuelto un fenómeno de masas es en los jóvenes por debajo de los 25 años, que no sólo por economía abrevian o codifican sus textos para comunicarse entre amigos, sino como una manera de identificación entre sus grupos, así como por rebeldía y de acuerdo a algunas opiniones, como un reflejo de la degradación en que ha caído la sociedad en la actualidad.
¿DEFORMACION O MALA EDUCACION?
Para el Lic. Guillermo Bravo, director de la Universidad Pedagógica Nacional unidad Tampico este código ciertamente deforma el lenguaje y lo considera de mala educación. "Esta no es la primera vez que ocurre; hay otras deformaciones que ocurrieron cuando empezaron a aparecer los comerciales con nombres de las tiendas haciendo mal uso del español, abusando de la 'k' o de la 'c' confundiéndola, haciendo promoción con palabras incorrectas para llamar la atención" opina el catedrático "en los celulares, aunque aparentemente la gente se está acostumbrando, creo que es hasta de pésima educación hacerlo así; claro está, que quien habitualmente está enviando y recibiendo mensajes termina por entenderlos". Sin embargo, piensa que esta jerga no tendrá arraigo puesto que es sólo para el uso de abreviar tiempo y espacio en el celular: "no hay una deformación, precisamente porque no se generaliza ni la forma escrita ni la forma impresa, sino solamente en la forma digitalizada del teléfono celular". Sin embargo señaló que estos avances tecnológicos se aprovechan según el grado de cultura que se tenga: "hoy es una realidad que poco se lee, muchas cosas ya hoy en nuestro tiempo se dan digeridas, creo que muchas cosas que se reciben por internet no se analizan y así se dan a la gente, creo que hay que fomentar la lectura, y no caer en estos excesos, hay que leer con cuidado, analizar, depurar y quedarnos con lo bueno, saber quien lo hace y para qué".
En cambio, el Lic. Rubén Núñez de Cáceres, Director del Centro de Valores Humanos del Tec de Monterrey campus Tampico, va más allá advirtiendo que el punto de la deformación del lenguaje va unido a la perversión y la inmoralidad con que se usa el lenguaje entre los jóvenes, "porque ya no dicen la palabra como es, por ejemplo dicen 'perverso' en vez de perfecto, no solamente está la deformación sintáctica, semántica, sino que como lenguaje, en su forma de comunicación, lleva una perversión moral y semántica". El autor de "Ética global y ciudadana" señala "es toda una formulación interesante lo que hacen, cuesta un poco hacerlo, pero eso nos lleva a ver cuan degradado está el ambiente educativo, el ambiente familiar, el ambiente social, el tejido se está rompiendo desgraciadamente". Agrega "para los muchachos es divertido el lenguaje, y la manera de arrastrarlo hacia cierta forma no muy moral, tomando como juego algo que no es tanto juego, como eso que da tristeza de ver que a las niñas se digan por el messenger "perras" o "zorras". Estas palabras tienen un fondo de expresión que no dirían abiertamente, y entonces lo usan ahí para que quien lo esté leyendo entienda el doble lenguaje; hablamos de doble estándar de moralidad, pero tambíén hay doble estándar de lenguaje, finalmente termina en una forma de subcultura".
Entre otras opiniones como la de Rodrigo Penagos, licenciado en Ciencias de la Comunicación, estas deformaciones del lenguaje se han dado en otras épocas, siempre ajustándose las lenguas a procesos cambiantes de la cultura por influencias tecnológicas o adaptaciones para hacer más eficaz la comunicación o más deficiente: "de hecho el inglés es un derivado del normando -que tiene raíz germana- y el francés -raíz latina-. En la historia existe un fenómeno que se llama Deplazamiento Semántico, no hay que rasgarnos las vestiduras, es simplemente un proceso cultural; no sé si bueno o malo, simplemente es". Aclaró que es importante seguir las reglas, tampoco es cuestión de romperlas por romperlas, dependiendo de las circunstancias profesionales hablará mal de quien no las siga. Con respecto a los jóvenes opinó "pues si se les deja a la deriva claro que sí afectará su manejo del lenguaje; claro que la responsabilidad formativa es nuestra, porque somos los transmisores de los valores culturales, pero siempre hablando en su idioma, o en sintonía con ellos, los chavos son muy influenciables, por eso compran fácilmente estas formas".
En este mismo sentido se expresa, la escritora y psicóloga Marisol Vera: "El lenguaje no debe entenderse como algo estático, sino como un organismo viviente que se adapta para sobrevivir como cualquier otro organismo y ahora que los tiempos son voraces, los cambios en el lenguaje se observan de una generación a otra con una rapidez inusitada". Tampoco se rompe las vestiduras y agrega "no podemos evitar que el lenguaje cambie de piel como un camaleón, si nos ponemos demasiado puristas terminaremos ahogando las posibilidades del lenguaje, pero lo maravilloso de la literatura es que las grandes obras nunca dejan de tener significado".
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