martes, 23 de junio de 2009






Recupera historias del olvido
'Diluvio, teatro de esquina'


Tras recorrer ciudades de la franja del Golfo de México la gira Ciclónica regresa a su punto de origen


Regresa a su punto de partida, cumpliendo un ciclo, la gira del proyecto escénico “Diluvio, teatro de esquina” del grupo alternativo Asalto Teatro que dirige Ángel Hernández.
La gira denominada Ciclónica, que se llevó desde Matamoros hasta Campeche, termina en el mismo espacio que la originó: la Isleta Pérez, hoy en el abandono, dejado atrás por el dolor de haber sufrido la furia del huracán Hilda, por la inundación, por el miedo a que la historia se repita. Un diluvio que, a más de 50 años, aún estremece, le da la esencia a este proyecto que se nutre del anecdotario vivido en esa época, no muy diferente del que se pueda vivir en la actualidad. El agua, desde otra perspectiva distinta del concepto como generadora de vida, desde su opuesto: la destrucción, es el elemento de este proyecto que se llevó a lo largo de la franja del Golfo de México, en diversas ciudades de los cuatro estados de Tamaulipas, Veracruz, Tabasco y Campeche, todas susceptibles de sufrir el azote de un ciclón o una inundación.
Asalto Teatro crea su espacio escénico entre los escombros de algunas ciudades, en espacios abandonados, en lugares con historias en el olvido, en un puente, en un hotel derruido, en un malecón, en la playa, en un barco. El grupo toma por asalto las calles, los espacios, los sitios de la ciudad, apoderándose de ellos de manera sorpresiva para el tratamiento experimental de espacios en ruinas conduciendo a sus espectadores a agudizar la percepción de esa parte de su identidad que se encuentra entre estos escombros, olvidada y abandonada.
Un paraguas, una silla, postes de luz, son la columna vertebral del esquema de acción de la propuesta escénica que de acuerdo a su director, Ángel Hernández, “sacude al imaginario acumulado con el polvo de los escombros o ruinas”. Particularmente, los postes de energía eléctrica jugaron un papel muy importante como medio para contar un lenguaje de acción, ya que de estos explicó “sabíamos que habían sido utilizados durante el año 55, durante la inundación, para transportar a la gente que se había quedado atrapada en sus viviendas, y nosotros pensamos, también, renovarles el lenguaje y encontrar en ellos una manera concreta de realización escénica, en su primera etapa”. En un inicio, los postes eran el único medio expresivo de los actores, pero dado que el proyecto pasó por varios procesos creativos, el colectivo encontró una especie de vitalidad en los espacios circundantes a los postes, a pesar del estado de abandono en que se encontraban.
“Nos dimos cuenta que, de alguna manera, tanto el teatro como nosotros, como seres humanos, tenemos un tanto de abandono, de ausente, y a partir de ahí nos propusimos generar el uso de este proyecto ampliando su carácter, en estos espacios abandonados que construyeron el perfil general” define el joven director.
El proyecto fue desarrollado en una zona considerada emblemática para la ciudad: la Isleta Pérez, otrora una pujante zona industrial. “Actualmente es un cementerio de fábricas, que da testimonio del paso del tiempo y del paso drástico también de la inundación; un lugar además sumamente nutrido de referencias hacia nuestra identidad y nuestro origen como hombres y mujeres de puerto, casi rodeado por el agua”.
Aseguró que no es un teatro complaciente: “este es un proyecto que se creó como un reclamo del teatro de nuestros días, de que nos dábamos cuenta que existía una necesidad, mas allá de nuestras pretensiones artísticas, que había un lenguaje que tenía que ser abordado de manera directa, sin tolerancia, sin permiso, como en sí mismo lo hizo el ciclón que azotó nuestra ciudad”.
Ciclónica no surge por el mero deseo de realizar una gira sino por “hallar un proceso de investigación” que le permitiera al grupo crear una fusión más poderosa en términos teatrales y vincularse a otros territorios más allá de lo oficial. “Más allá de los lugares que están contemplados como francos recintos de la cultura de nuestros días. No queríamos hablarle a la gente que va al teatro, queríamos hablarle a la gente que nunca esperó, que nunca supo, que nunca se enteró que existe el teatro”.
A lo largo de la gira, el grupo experimentó toda una gama de reacciones por parte del espectador de la calle, desde el que los entendió y apoyó hasta el que los echó e impidió que se apropiaran de sus espacios, desde el espectador de la zona más alejada de la ciudad, como del de sus zonas principales que les consideró como un extra en la oferta turística de la ciudad.
“La gente realmente acepta el colectivo sin entenderlo; sin saber qué sucede te siguen por el simple hecho de que rompe con su habitual rutina; te siguen, se quedan con un buen sabor de boca, te apoyan en lo posible con todo lo necesario, desde Matamoros hasta Campeche”, comentaron en lo general los actores del colectivo formado por Nora Natzyelly Hernández, Angélica Hernández, Nora Arreola, Adrián González y Vinizio Vázquez, dirigidos por Angel Hernández.
“Todo se da de manera tan fuerte, en la conciencia de ambos, es decir de nosotros y de ellos, considerando que nunca esperamos esa primera vez, que nunca esperamos que ese primer teatro que ellos vieron, que fue el nuestro, se convirtiera en un símbolo tan fuerte y poderoso que podría presenciar, en torno a su propio barrio, a su propia casa”.
Ciclónica es un proyecto escénico que fue apoyado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, a través del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, con visos a futuro de presentarse por la margen sur del Pacífico para el año 2010.

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