lunes, 27 de julio de 2009

POESIA JOVEN



LA POESIA JOVEN
VISTA POR SUS AUTORES




Cinco miradas desde la perspectiva joven opinan sobre su propia poesía, el panorama nacional, así como su opinión sobre el conflicto generacional entre escritores y la manera de escribir según las regiones

(Sara Uribe, Abril Castro, Nidia Cuan, Alejandro Betancourt y Marco Huerta)


Beatriz Durán Maldonado / La Razón

La chispa que enciende la vocación poética suele hacer ignición en la etapa tal vez de mayor intensidad en la vida: la juventud.
En esta ocasión cinco poetas jóvenes, algunos promesas, algunos nuevos valores y otros con una posición respetable dentro de las letras representativas del norte del país nos ofrecen una mirada de la poesía joven, de lo que significa la inspiración, de la brecha generacional y la literatura de las regiones.
Ellos son los tamaulipecos Alejandro Betancourt, Nidia Cuan, Marco Antonio Huerta y Sara Uribe, que aunque nació en Querétaro es justamente en Tampico donde nace como poeta, además de la tijuanense Abril Castro.

EL PANORAMA
Para Abril Castro, en la poesía joven de nuestro país “hay como dos vertientes, aquellos que están regresando a las cosas clásicas, para aventurarse con un nuevo lenguaje -si eso es posible decirse-, y aquellos que están trabajando en prosa, saliéndose de los ritmos clásicos”, aunque ambas le interesan.
En ese mismo sentido se expresa la ganadora de tres premios nacionales, Sara Uribe: “hay una tendencia de la poesía joven como de experimentar y como de recurrir a ciertas vanguardias, como de una relectura de las vanguardias; y hay otra aparte que quizá le falte como sustento, y que a lo mejor cae en ciertos recursos fáciles”.
En tanto que Marco Antonio Huerta opina que es fragmentaria, “son muchos los temas que se están abordando, muchos los estilos y las maneras de contar; sí hay una cuestión, sí son muchos los temas que se están abordando, muchos los estilos que se están abarcando y las maneras de contar”.
Alejandro Betancourt, quien tiene en su haber el premio Juan José Amador de la UAT, señala que hay mucho interés por parte de los jóvenes en la poesía y agregó “es lógico cómo va cambiando con el tiempo”.
La joven Nidia Cuan tiene una visión positiva del panorama actual en la que “están surgiendo muchas nuevas voces” señaló la importancia de la experimentación y de “no quedarnos solo en la poesía clásica, que siempre es importante conocer el canon para poder romperlo”.

BRECHA GENERACIONAL
En general, para muy anteriores generaciones existe pesimismo en el futuro de la literatura en México, por una gran diversidad de factores, entre ellos que los jóvenes escritores no reflejan su tiempo, y que la juventud actual, la mayoría, se encuentra en un estado de apatía.
“Yo creo que una generación va a decir eso de la próxima y la próxima de la próxima, yo creo que no se debe generalizar, siempre va a haber diferencias entre las generaciones pero creo que cuando eres poeta, cuando eres escritor, dentro de tu formación es obligación leer lo que se escribió antes de ti. Yo creo que es muy aventurado decir que a la nueva generación no le interesa lo que se escribió antes o por cómo está el país, cuando son situaciones distintas. Hay jóvenes de veinticinco que están haciendo movimientos políticos que no hicieron las personas que vivieron en el 68 en Tijuana, creo que siempre son actitudes personales” opina Abril Castro. Agregó que esto también es un efecto de que la educación es mala: “no podemos decir nada de las nuevas generaciones, mientras el sistema educativo en México no mejore”.
Categórica, Sara Uribe, señaló que no puede generalizarse; “si algo, como en todas las épocas, caracteriza a la poesía es la diversidad en los temas. Yo no creo que el poeta tenga la obligación de estar atado a ningún tema, ni a temas sociales, ni religiosos; yo creo que el artista, el creador, sea por el tono, deba tener la libertad de dejarse llevar por aquello que lo apasiona ¿no?; y si aquello que lo apasiona es un tema social, que bueno, y si aquello que lo apasiona es un tema amoroso, un tema sobre la naturaleza. Yo creo que criticar, que los jóvenes de ahora no escriban de la realidad social pertenece a un orden de ideas que tiene que ver con otra generación”.
Para Alejandro Betancourt sí hay mucha apatía y reconoce que hay muchísimos jóvenes a los que no les interesa lo que pasa en el país, pero agrega “también creo que hay bastantes que sí están interesados, no solo de lo que pasa en su país, sino en lo que pasa con ellos mismos, en su dedicación a las letras y el arte”.
Marco Huerta opinó “si uno es sincero con uno mismo no puede hablar ni de la vida en Marte ni de la vida en Escandinavia, uno habla de lo que vive todos los días de la realidad inmediata y eso se supone que uno vierte en su trabajo, si no se percibe eso, es que precisamente hay una brecha generacional, no necesariamente es falla de ningún lado, son referentes distintos, es todo”.
Mientras que Nidia Cuan respondió “la realidad siempre es una, los temas, en la poesía y en todo, siempre son los mismos y a fin de cuentas lo que cambia son las maneras de abordarlo, los ojos que lo ven, las palabras que lo dicen, pero no creo que estemos hablando de cosas distintas, poetas de 50 años y yo; estamos hablando esencialmente de lo mismo”

LA MUSA DEL OFICIO
Los cinco coincidieron en señalar que el escritor no lo es por inspiración, sino por el oficio, por disciplina. Huerta describió “yo no la llamaría propiamente inspiración, sí hay un momento de epifanía, hay un encuentro con el objeto; cuando eso se toca con algo que se quiere decir, sí hay un momento epifánico, pero no lo llamaría propiamente inspiración, es algo tras mucha reflexión y sobretodo de mucho trabajo de introspección”. Señalaron que aunque ni los libros publicados, ni los premios definen al escritor, si les representa un estímulo, un compromiso y una responsabilidad de seguir mejorando en el oficio, aunque algunas personas se dejen llevar por eso, como se dejan llevar por la apariencia de las personas. "Los premios se me hacen como envoltorios muy bonitos de un regalo, que finalmente es la poesía; a mi finalmente lo que me interesa de un escritor no son los premios, pero en la práctica son parte del curriculum" dijo Sara Uribe.

LA REGIONALIDAD
El habitar un determinado lugar en la geografía del país sí influye en la manera de escribir, de acuerdo a lo que señalaron en su mayoría los jóvenes poetas.
“A toda persona afecta tu forma de vida; el lenguaje es muy distinto, las metáforas son distintas, el cambio de residencia sí afecta” reflexiona Abril, quien tiene pocos días viviendo en la Ciudad de México por su cargo en la subdirección curatorial en el Museo de Arte Moderno.
A la queretana Sara Uribe, cuyo desarrollo como escritora se ha dado desde que vive en el puerto, no le gustan estos ´motes´de ´literatura de..´, aunque admite que existen ciertas coincidencias como en los escritores tampiqueños que se refieren al agua o al mar, elementos que señala Nidia Cuan "son los que nos unen". Mientras que para Betancourt la literatura que se hace en Tamaulipas, "es una literatura como muy cálida, como muy apasionada, tiene como un sello muy particular, quizá por el sentido de un estado del norte si marca una diferencia, y pasa en todas las ramas del artes". Huerta en cambio tiene una visión fragmentaria, "hay un sabor en la frontera, y que se comparte con la frontera del país, y que no necesariamente se comparte con nosotros en Tampico, con el Sur de Tamaulipas, y que no necesariamente es lo mismo que se hace en Mante, Victoria y otros lugares en el estado. Yo creo que por esa misma razón no podemos hablar de una sola (literatura tamaulipeca), ni tampoco de una sola historia de la literatura".

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