A LA LUZ DE LOS SENTIDOS
El artista tampiqueño Juan Cano ofrece otra manera sensorial de apreciar el arte visual sin el sentido de la vista en esta exposición de arte para ciegos y no tan ciegos
Beatriz Durán Maldonado / La Razón
En completa oscuridad el visitante inicia el recorrido por la exposición, porque tiene los ojos vendados. Aunque auxiliado por un guía o por el hilo conductor del trayecto, sus pasos son inseguros y lentos. La oscuridad obliga a que tanto el tacto, como el olfato, el oído y hasta el gusto se intensifiquen, por lo que “a la luz de los sentidos” se van dibujando diferentes experiencias y vivencias al recorrer la muestra.
“A la luz de los sentidos, arte para ciegos y no tan ciegos” del artista tampiqueño Juan Cano se encuentra abierta en la Galería de Exposiciones Temporales del Espacio Cultural Metropolitano desde el primer día del mes. Basada en su proyecto “A la luz de los dedos” seleccionado por CONACULTA, en el que realizó una carpeta con diez estampas en 2006, la exposición integra además de la técnica del grabado, la escultura, la instalación y el arte gráfico, para ser exploradas sin el sentido de la vista, provocando la interacción de los otros sentidos.
Las piezas cuentan con cédulas también “traducidas” al braille para ser leídas por los invidentes que visiten la exposición, quienes en la inauguración y en recorridos especiales auxiliaron como guías a los visitantes videntes.
Juan Cano se define como un hacedor de letras, interés que le hizo encontrarse con el braille y que detonó el primer proyecto para ciegos, que arrojó incluso la intervención de varias obras del artista registradas en un video que se exhibe al final del recorrido de la exposición.
Aunque no es el propósito principal de la muestra, para los videntes sí resulta en una concientización de la problemática de los invidentes y de cómo ellos perciben el mundo.
LA EXPERIENCIA
Gustavo Torres Salinas compartió su experiencia durante la noche inaugural: “fascinante, una experiencia diferente; la verdad que nos hace reflexionar sobre lo que normalmente vemos cotidianamente. No profundizamos a través de nuestros sentidos ni nuestro tacto de qué hay más allá, y uno empieza a imaginar muchas cosas. Felicito al maestro Juan Cano y a Elvia Holguera y su equipo”.
“Ha significado algo muy importante porque es la primera vez que se hace algo para los ciegos aquí en Tampico, me da gusto que haya esto para nosotros en cuestión de cultura” expresó Luis Alberto Sánchez Cuevas, quien es invidente. Agregó “una semana antes conocimos la muestra y nos familiarizamos con ella para apoyar en el día de la inauguración. Damos instrucciones a la gente para que desarrolle el sentido del tacto, de cómo sentir mejor las cosas, es difícil pero sí se puede. Queremos felicitar a la directora del METRO y a Juan Cano que está haciendo esto por los ciegos.”
“Fue una experiencia fascinante por lo extraña, por la invitación al misterio, por no saber lo con lo que se va a tropezar; por encontrar un mundo desconocido, pero gozozo para los que disponemos de la vista. Es mostrarnos caminos en la oscuridad” comentaba Ana Elena Díaz Alejo, doctora en letras, mientras recorría la muestra. “Tenemos los sentidos mal usados, hay que carecer de un sentido para comprender todos los demás y saber la maravilla que somos” aseguraba al finalizar el recorrido ya sin el antifaz puesto y agregaba “Juan Cano ha hecho una labor maravillosa, cómo lo admiro, es esto una lección para todo ser humano; es obligatorio para todos el venir a la exposición”.
Para Carlos Senz el tacto es un sentido muy olvidado que “ni en el mismo sexo se utiliza”. Aseguró “el tacto es vida, es una prolongación de la mente, tan profundamente que no sabemos por qué tocamos y porqué existimos”. Dijo también “ser ciego es vivir ciego, y existir es vivir ciego; si estamos ciegos y queremos vivir hay que ver por qué estamos ciegos por vivir”.
El escritor Arturo Castillo Alva dijo de su experiencia “es un poco descontrolante, te da un poco de temor el caminar con los ojos vendados; es una experiencia extraña, aunque novedosa porque uno no está acostumbrado, porque la manos de uno ‘leen’ poco y te descubres bastante ciego de las manos”.
Para la Directora General del METRO, Elvia Holguera, además de lo que significó la experiencia de apreciar arte sin ver, la exposición plantea la responsabilidad de pensar en las personas invidentes y se comprometió a “tener por lo menos una obra en cada exposición que ellos puedan disfrutar, porque ellos tienen esa necesidad también de apreciar el arte”.
El discurso museográfico es atenuar la importancia a lo visual propiciando una nueva experiencia sensorial especialmente para quien cree que ve y que se ha perdido de lo enriquecedor que es percibir el mundo “a la luz de los sentidos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario