miércoles, 17 de noviembre de 2010

Entrevista Marisol Vera


Erotiza a
la tierra y
al viento



La escritora compartió su visión del mundo actual antes de su lectura en la Feria del Libro


Beatriz Durán Maldonado
La Razón

La tierra huasteca transfigurada en una mujer. Es al mismo tiempo madre y patria. Una mujer que hace el amor con el viento. Así es como la ve la poeta Marisol Vera, quien plasma esa visión en los textos que escribe y que integrarán su poemario "Imágenes de la fertilidad, Canciones al hijo del viento", proyecto becado por el Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Tamaulipas 2010.
Un adelanto de este trabajo es lo que presentó durante su lectura del pasado domingo en la Feria del Libro que acompañó con imágenes de la Huasteca, entre ellas la de los grabados realizados por el artista gráfico tamaulipeco Juan Cano, quien a su vez realiza un proyecto inspirado en este poemario.
La escritora, quien también es colaboradora de La Razón con su columna 'Páginas de Tierra' en la que aborda las diferentes visiones de la Huasteca, platicó con nosotros brevemente sobre diversos temas, antes de participar con su lectura.


L.R. ¿Leerás un adelanto de este proyecto que realizas con apoyo del ITCA?
M.V. Es una selección de algunos de los poemas aunque el trabajo es más extenso. Lo he tomado como una especie de proyecto de vida, algo que quisiera seguir trabajando a futuro, de otras maneras, de otros ángulos, para darle continuidad.

L.R. Es una realidad que estamos viviendo tiempos violentos, en menor o mayor medida y que la sociedad se ha visto afectada: ha tenido que ajustar sus horarios, su manera de trabajar, su manera de convivir, A ti como creadora, como escritora, ¿te ha afectado?
M.V. Sí, en cierto sentido, en el sentido social, porque como creador es importante estar en contacto con lo que pasa en tu comunidad y últimamente, aunque si viajo, si salgo de casa, a veces el hecho de volver temprano impide ir a una lectura de un compañero, o de las cosas que están haciendo los creadores de la zona. Desde ese punto de vista, me pierdo un poco de lo que sucede en la zona en carne viva, y tengo que verlo o por internet o por el periódico, pero desde otro punto de vista, pienso que la materia para escribir sigue estando ahí, dentro de mí, dentro de mi hogar. En el punto de la tierra donde yo me encuentre, sigue habiendo material para escribir, para crear.

L.R. De alguna manera esta situación si bien no lo transforma sí influye en el lenguaje. A ti, ¿te ha influido como tema al escribir o ese tema es aparte?
M.V. Sí, por supuesto que lo influye. A veces uno piensa que un escritor tiene ciertas influencias porque las menciona, pero no necesariamente llevamos las imágenes que nos impulsan a crear, no las llevamos de manera directa. A veces, nos transforma de manera interior, y nos hacen escribir de una manera que no habríamos escrito de no existir este panorama. Algunos insertarán palabras que son ahora sí que propias de la violencia y otros buscarán nuevas rutas. A mí me gusta ensayar los dos ángulos. Este proyecto, que es sobre imágenes de la fertilidad, precisamente se centra en eso que nos cuesta trabajo ver cuando el panorama es tan oscuro, que es la belleza de las imágenes. También tengo otro trabajo, que no he sacado a la luz, donde exploro las imágenes de la violencia, de las imágenes del desencanto del desamparo, es decir, que finalmente sí nos mueve.

L.R. Sin embargo el movimiento cultural no se ha podido detener. Lo vemos con esta feria. ¿Cuál es tu opinión al respecto?
M.V. No solo el movimiento cultural, no puedes detener la vida. Al principio nos confrontamos con esta realidad tan terrible. Ahora que he tenido oportunidad de viajar, he visto lugares en donde no se respira este ambiente tan tenso. Sí ves que la vida de la gente ha cambiado, por un momento sientes que la vida se va a detener, finalmente sales a las compras, finalmente llevas a tus hijos al parque, porque de alguna manera ¿no será que, por otra parte, nos estamos acostumbrando a la violencia?, ¿no será que nos estamos desensibilizando?, ¿no será que se nos está haciendo normal que el mundo sea así?

L.R. Estamos a días de que se conmemore el Centenario de La Revolución Mexicana, guerra que convulsionó al país para ser lo que hoy es. ¿Cuál es tu reflexión al respecto?
M.V. Precisamente, que es triste llegar cien años después y ver que aunque obviamente haya habido avances en muchos sentidos, pareciera que no hemos avanzado tanto en otras cosas como sociedad, como pensamiento colectivo. En que estamos en unos años que se han venido crisis económicas muy fuertes. Te hace pensar que ¿dónde está la situación que debiéramos tener? que debiera ser distinta. Y por otro lado, pienso que como individuos debiéramos marcar un punto de viraje, de cambio, que se un punto de partida para hacer un cambio, pero el tema es tan amplio que solo puedo abordarlo brevemente.

L.R. Como mexicanos, también somos incongruentes, por un lado nos sentimos orgullosos de "nuestros indígenas" pero por otro los ignoramos, los clasificamos como minorías o como mero "folclore". Tú que estás tan en contacto con la Huasteca ¿qué opinas?
M.V. Esa incongruencia parte en buena medida en que tenemos idealizadas a las comunidades indígenas. A veces pensamos que fueron mejores en el pasado, antes de la conquista; o los vemos como 'pobrecitos' que no son capaces de salir avantes ellos mismo con sus propias riquezas. De manera inconsciente, pareciera que hay entre la gente mestiza y gente blanca de no pertenecer, de que son algo distinto, solo como folclore. Que qué bonito, pero no se ve tan bonito cuando ves que no tienen agua en su casa, que caminan descalzos. En gran medida, no todos, pero sí en gran medida como sociedad se les tiende a ver de manera ajena, de manera distante, incluso idealizada, que tal vez son mejores que nosotros porque quieren más a la naturaleza, pero no los vemos como parte de nuestra sociedad mexicana, como parte de los pueblos que están luchando por permanecer, que están luchando por salir adelante. Siguen viviendo en casas como las de sus ancestros hace 500 años, sí es bonito su convivencia con la naturaleza, con esa sabiduría que tienen con la tierra, pero no creo que no aspiren a tener otro tipo de vida, en el que no tengan tantas limitantes.



En breve
Nació en Cd. Madero pero su infancia transcurrió en Tantoyuca. Actualmente escribe "Imágenes de la Huasteca. Canciones al hijo del viento" gracias a una beca del ITCA dentro del Programa de Estímulos a la Creación y el Desarrollo Artístico 2010 en la categoría Jóvenes Creadores.


Publicaciones
'Tiempo sin orillas', Voces de Barlovento (2009)
'Crónica del silencio', Letras de Pasto Verde (2009)
Está incluída en la antologías: 'Perros de Agua, Nuevas voces del Sur de Tamaulipas' (2007), y
'Seis Alaridos', Voces de Barlovento (2005)
Revista 'Punto de Partida' (UNAM)
Revista Arenas Blancas (U. Estatal de Nuevo México)
Editó la revista 'Anábasis'

Textos dramáticos
Lilith o el juicio de la serpiente
Fotografía sin luz
La caricia de los Tulipanes

Periodismo
Columna 'Páginas de Tierra' (La Razón)
Colaboradora 'Ojo de Cíclope' (El Expresso de Cd. Victoria)
Colaboradora 'Colectivo 3', (El eco del Mante)

1 comentario:

  1. Betty, el flujo de pensamiento, las palabras tropezándose unas con otras, me hicieron sentir como el personaje de una novela que trata de narrar todo a la vez... Saludos.

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