Critica el
‘escapismo’
en el arte
Para el artista no solo el espectador sino también los creadores quieren escapar de la realidad
Beatriz Durán Maldonado
La Razón
Si queremos tener público, en teatro, hagamos teatro comercial, sentencia el teatrista y artista plástico Onésimo Gallardo al referirse al reto de la creación de públicos no solo en tiempos actuales.
"A la gente no le gusta pensar, la gente quiere divertirse" explica el artista plástico, quien participa en la colectiva "Expresiones y Raíces de un Tamaulipas Contemporáneo" abierta en el Lobby del Espacio Cultural Metropolitano.
Al cuestionársele si esta apatía es el resultado del momento actual señaló "en todas las épocas siempre hemos estado inseguros, de ahí la evasión". Abundó "existen tres tipos de espectadores, los 'escapistas', los 'moralistas' y los 'del arte por el arte'.
Para el creador, entre los escapistas no solo están el público en general sino que también pueden incluirse "los intelectuales cansados que no quieren saber y prenden la televisión para que los divierta cualquier bobería para distraerlos de tantas tribulaciones mundanas". Como lo señala su nombre, el moralista quiere que se le enseñe una cosa moral, "que tenga un mensaje, si no lo tiene no sirve; el moralista quiere un arte que transforme".
Mientras que para Gallardo, en los del 'arte por el arte' se encuentran los intelectuales pero advierte "ahí se cuelan muchos pseudo-intelectuales, o muchos snobs que también siguen las 'modas' entre los intelectuales porque si no, estás 'out'". Por lo que, por lo anterior, "cuando una obra de calidad, llámese literatura, plástica, llega a esos tres espectadores, la obra es un exitazo; pero para encontrar ese tipo de obra que le llegue a todos, está de pelos".
También hay un tipo de 'escapismo creador', que es como Gallardo describe a la reacción del artista ante los tiempos violentos. "El hacer arte abstracto, el arte que estamos viendo que yo le llamo arte basura, que unos llaman arte pop pero que yo llamo 'Mamad-Art' define el creador cuya influencia más grande son los clásicos. "Estamos yendo a un caos, el estarnos haciendo de la vista gorda nos va a llevar al desastre; no soy fatalista, ni quiero serlo" señaló.
TEATRO Y PINTURA, DOS PASIONES
Medio en broma, medio en serio se refirió asi a las entrevistas, antes de hablar con LA RAZÓN: "a mí me parece petulante, hablar del yo-yo, esos teoristas me caen en la 'punta', no digo más, pero me caen bien gordos, porque no es con la palabra, sino con la acción y la obra que habla por sí misma".
De su obra que está nutrida del dramatismo del teatro, en el que combina ambos lenguajes señala; "el teatro tiene que tener ante todo, plástica. En los dos medios, mejor, en todas las artes, se manejan primero emociones. El arte es una expresión intuitivamente del ser. Es una proyección del individuo, pero del fondo de su alma". "El lenguaje que tiene ese medio de comunicarse con el alma de otro semejante, que es el espectador y esto que hace halla una comunicación y hace que, decía, alguien que el artista es el intérprete de las emociones de los no artistas".
Aunque originario de Tampico, residió en la frontera (Matamoros) acercándose al arte desde la secundaria y preparatoria, para finalmente decidirse por estudiar arquitectura y así estar más cerca de una de sus pasiones: la pintura. Aunque ya en la ciudad de México, ingresó a la Academia de Andrés Soler, no sin antes darle muchas vueltas al asunto, "no me atrevía yo, porque por lo mismo me parecía muy petulante de que yo quisiera ser artista, tal vez un complejo de inferioridad de 'totonaca' que no se me ha quitado". En esas clases conoció a Erick del Castillo, Lorena y Tere Velázquez y Aarón Hernán, entre varios más.
El aprendizaje de Gallardo no solo fue a través de las clases sino de muchas vivencias, de trabajar de extra o de patiño en carpas viajando por todo el norte del país. "Mi única intervención en teatro fue con Cachirulo, nomás decía 'correcto' -era un anciano disfrazado-, me regresé en unas vacaciones", comparte sobre estas experiencias que también lo acercaron a la escenografía e incluso a cruzar la frontera. "(Esa época) me recuerda mucho a 'Murieron a mitad del río' de Luis Spota, donde al final de la novela (el personaje) viene caminando y a mitad del puente empieza a correr, lo mismo cuando la leía, me dije que era parte de lo que yo había vivido y ya no me quedaron ganas de regresar" recuerda.
Aunque también se dedicó al diseño comercial Gallardo no abandonó el teatro, y con su grupo concursó en los certámenes tanto regionales como en la Cd. de México. 'La escala de Jacob' y 'Calígula' fueron algunas de las representaciones que llegaron incluso a una muestra de teatro.
Aunque pensó realizar un mural para celebrar el Bicentenario, Gallardo decidió mejor no hacer nada en el plano creativo, porque "como mexicano, pienso que el bicentenario no significa algo porque no se ha logrado nada, seguimos igual". "La historia se repite, constantemente. Somos el México del Mañana, del 'mañana te pago', 'mañana vamos a trabajar' mañana vamos a hacer todo', pero nunca hacemos nada", concluyó.
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